Los Cruzados cayeron por 2-4 ante los rulteros en el Estadio Santa Laura. Lo único bueno fue la vuelta al gol de Nicolás Castillo con un golazo de tiro libre.
Otra triste jornada para el hincha cruzado fue la vivida la tarde/noche del lunes en Independencia. A pesar de que a ratos hubo pasajes de buen juego, lo cierto es que Rodrigo Valenzuela no logró hacer que el equipo tuviese un rendimiento a la altura del club y terminamos viendo una dolorosa y vergonzosa caída de Universidad Católica ante Everton de Viña del Mar.
Más que detallar lo que pasó, me gustaría hacer de esta crónica un espacio de análisis y de invitación al debate de lo que vimos en cancha y las explicaciones de porqué el equipo mostró un rendimiento tan deficiente y que tantas rabias nos hizo pasar a lo largo del partido.
El mediocampo fue mal planteado
La única explicación que encuentro es que Valenzuela paró en cancha lo mejor que tenía para el sistema de juego que quería plantear: un pívote y dos interiores. El problema, a mi parecer, fue que la soledad de Alfred Canales en esa zona fue fatal y dejó al equipo muy expuesto a los contraataques. Los interiores, Lucas Menossi y Joaquín Torres son dos jugadores de un corte mucho más ofensivo, sumado a que Soto y Mena pasaban constántemente, explican que el equipo quedará constantemente mal parado cuando lo agarraban en retroceso. La pérdida de varios balones en salida, instados por la buena presión e intensidad que ejerció Everton y por los constantes errores de Canales, hicieron más fácil llegar al arco de un Gillier que tuvo otra buena actuación.
¿Será que el plantel está mal conformado en la mitad de la cancha (de nuevo)? Los leo en los comentarios.
Falta de intensidad
Precisamente este ítem me ha dejado preocupado durante el inicio de temporada. Tal vez es una impresión, pero siento que Universidad Católica es un equipo lento para construir, que no presiona en demasía ni en bloque la salida rival y que suele optar a los balones largos porque los movimientos sin balón de los receptores no son buenos, lo que provoca que las triángulaciones para construir juego sean difíciles de realizar. A eso sumémosle que corriendo para atrás también nos ganaron en reiteradas ocasiones y por ambas bandas. Pareciera no haber trabajo en las transiciones defensivas.
Lo que más me preocupó, al menos en el partido de ayer, es que vi varias veces a los interiores y a los extremos alejados de las jugadas. No se acercaban a pedir la pelota ni a construir el juego con la velocidad necesaria, lo que realentizaba la construcción de juego y le quitó total sorpresa a las ofensivas cruzadas. Sentía que la única fórmula era la pared lateral/extremo o el balón largo para estos últimos.
Esto no es culpa de Valenzuela, es más del cuerpo técnico de Nico Núñez. De todas maneras, creo que la actitud de algunos jugadores tampoco fue la mejor dentro de la cancha y eso también afectó a la intensidad que pedía el partido.
Factor suerte/efectividad
Para ser justos, el partido de ayer podría haber terminado con una goleada en contra, pero también hay que decir que la UC tuvo varias chances para descontar en el marcador antes del golazo de Nicolás Castillo. A pesar del gol, Aravena estuvo poco fino y errático a la hora de definir, lo mismo Zampedri. Hubo dos centros rasos que no encontraron receptores y que pasaron muy cerca del arco ruletero. De seguro alguna otra ocasión de gol cruzada olvidé.
Everton marcó la diferencia con los dos Martínez por banda que andaban enchufados y que encontraron bien los espacios en la desarmada defensa cruzado. Además de un mediocampo que fue más intenso y que los abasteció bien y constantemente los buscó a las espaldas de la defensa cruzada.
¿Y la suerte? Nunca más en su vida Asta-Buruaga va a hacer un gol así.
¿Cómo lo vieron ustedes?
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