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U. Católica 2-1 U. La Calera: la UC asegura el boleto a la fase de grupos de la Copa Libertadores

El equipo de Daniel Garnero remontó en la última jornada de la Liga de Primera y con goles de Clemente Montes y Eduars Bello se mete en el máximo certamen continental.

La noche no fue limpia, ni brillante, ni fácil. Pero Universidad Católica encontró lo que buscaba: el boleto directo a la fase grupal de la Copa Libertadores 2026. En el Claro Arena, la UC derrotó 2-1 a Unión La Calera en un partido más áspero que vistoso, y cerró el torneo como subcampeón del fútbol chileno. Un lugar que hace dos meses parecía imposible.

El equipo de Garnero entró a la cancha sabiendo que dependía de sí mismo. La ecuación era simple en el papel, había que ganar para no mirar a nadie más. Al frente, una Unión La Calera que llegaba en caída libre, sin presión, urgencias ni objetivos visibles. Pero justamente esos equipos suelen transformarse en piedras incómodas. Y lo fueron.

El arranque cruzado fue tímido. Mucho control, poca sorpresa. Jhojan Valencia fue el primero en asomar claridad, moviendo hilos desde la mitad y obligando a Peña con un tiro libre que encendió a la tribuna. Montes casi abre el marcador poco después, pero terminó elevando en una jugada que pedía frialdad y terminó en lamento.

Universidad Católica tenía intención, pero no encontraba esa última puntada. Y cuando el partido se volvió predecible, apareció la sorpresa. Ignacio Mesías aprovechó un error de lectura defensiva, se inventó un autopase ante Medel y definió cruzado ante Bernedo. El Claro Arena quedó quieto. La Calera, sin nada que defender, golpeaba donde nadie esperaba.

Los resultados externos mantenían a la UC en zona de Libertadores, pero la sensación era de caminar al borde del abismo. Al filo del descanso, Véjar revisó un posible penal sobre Zampedri, pero no vio falta. El entretiempo fue más de reflexión que de respiro.

El segundo tiempo, en cambio, fue una declaración de intenciones. Garnero adelantó las piezas, la UC apretó el acelerador y el partido se volcó sin matices hacia el arco calerano. Con más convicción que fútbol fino, la UC fue empujando hasta encontrar la primera grieta.

A los 54’, Montes corrigió la noche. Apareció por el segundo palo para conectar un centro de Bello y firmar el 1-1. El gol no solo empató el partido; descomprimió al equipo. Católica empezó a jugar con otra velocidad, otra decisión, otra espalda.

El premio mayor llegó en los 69’. Bello, protagonista silencioso del segundo tiempo, recibió un pase quirúrgico de Valencia y definió con una calma que no existía en el estadio. 2-1, remontada y un estadio que por fin pudo respirar.

El cierre fue controlado. Universidad Católica manejó los tiempos, la desesperación cambió de camiseta y la clasificación empezó a sentirse real. Cuando Véjar marcó el final, el estadio entendió la dimensión del salto: cuatro años después, la UC vuelve a la Libertadores. Y lo hace estrenando estadio e ilusión.

Zampedri no marcó y deberá esperar para saber si suma un nuevo título personal como goleadoe del Campeonato.

Por ahora, lo importante es el retorno a la Copa Libertadores. Con remontada, con tensión, con carácter. A la manera cruzada.