Entrevista Tito Fouillioux 1966
Cuatro puntos de ventaja tuvo Universidad Católica sobre su más cercano perseguidor en 1966 cuando fue campeón. El título se consumó a inicios del año siguiente, fue el triunfo por 4-2 ante San Felipe en el Valle del Aconcagua el partido definitorio. Hoy traemos una entrevista realizada por la revista Estadio al capitán de aquella UC, Alberto Fouillioux, luego de la victoria definitiva.
Radiografía en pantalones cortos: Alberto Fouillioux, el capitán del campeón, se confiesa
- ¿Qué siente usted al termino del campeonato?
Un montón de cosas. En este instante, la alegría de poder irme diez días a la playa. Después de los duros meses transcurridos desde mí regreso de Europa, me vendrán muy bien. Me propuse «reivindicar mi nombre» en el fútbol y me apliqué a ello con todos los sentidos. Necesitaba también terminar de una vez por todas mi carrera de estudiante de Derecho. Para eso tuve que trabajar firme. Logré mis dos propósitos.
2. ¿Qué lo estimuló más a pelear por su reivindicación?
Mi amor propio, mi orgullo herido. El convencimiento de haber sido tratado injustamente. A mí, Junto con (Luis) Eyzaguirre, Leonel (Sánchez) y Honorino (Landa), se nos tildó despreciativamente de «intocables», como si hubiésemos «comprado» la inclusión en el seleccionado nacional, en circunstancias que, cada vez que se nos convocó, fue porque en ese momento habíamos hecho los méritos suficientes, porque exponíamos en la cancha los derechos a ser convocados. Pasando el tiempo, las cosas se pueden mirar con claridad. Honestamente llego a la conclusión de que en lo que a mí se refiere, hice un partido verdaderamente malo, ese contra Corea. Fue suficiente para condenarme. Eso fue lo que me rebeló y me dispuso a recuperar mi crédito como jugador.
3. ¿Y qué es lo que ha contribuido más a que lograra su objetivo?
La firmeza de mí determinación, lo mucho que quiero al fútbol y mi tranquilidad personal. Me casé. La luna de miel fueron las primeras vacaciones que tuve en seis años ininterrumpidos de fútbol, vacaciones totales, no sólo de descanso físico, sino mental. Alguna vez no jugué un determinado período por lesiones, pero seguía viviendo el fútbol mentalmente. Ese viaje fue de desintoxicación absoluta. Y han contribuido poderosamente la comprensión y el aliento generoso de Marcia, mi esposa.
4. ¿Ha sido Universidad Católica un buen campeón?
Creo que sí. Convengo en que este último ha sido un campeonato irregular, por las muchas confusiones que trajo consigo la Copa del Mundo. Pero me atrevo a asegurar que de todas maneras habríamos ganado el torneo. El equipo «no se preparó» para ganar este título, «estaba preparado»; venia preparándose desde que Fernando Riera se hizo cargo de él.
5. ¿En qué reconoce usted lo “irregular” del campeonato?
En que, a su turno, hubo chance para muchos que, en un torneo más normal, acaso no la habrían tenido, no obstante sus muy buenas cualidades. Vi con simpatía y a veces con preocupación la campaña de Magallanes, de O’Higgins, de Unión La Calera, de Deportes La Serena, entre otros; pero, sin menospreciarlos, pienso que en un «campeonato regular» no podrían haber hecho tanto.
6. ¿A qué factores le atribuye usted el título a Católica?
A que se prosiguió en el camino que dejó trazado Riera y que continuó Andrés Prieto (recuerde que Luis Vidal siempre es tuvo en el equipo técnico) y a que tenemos los mejores jugadores, en plena madurez unos y muy cerca de su sazón otros. Se asentaron definitivamente jugadores como Villarroel, Vallejos, Adriazola, Gallardo; Juan Bárrales hizo una primera rueda reveladora; nuestro equipo también tuvo importantes titulares afuera, pero no se resintió; con los elementos jóvenes formados en casa que habían ido adquiriendo roce, defendió airosamente su posición. Es decir, la Católica usufructuó del trabajo que Riera hizo desde abajo.
7. ¿Fue Católica el mejor equipo de la competencia?
Sí. Fue el que a través de más partidos llegó a jugar mejor en todos los aspectos: individual, colectivo, técnico, táctico y físico. Universidad de Chile alcanzó un alto nivel al final del campeonato, Jugó más que nosotros en los últimos partidos, pero en la apreciación general del torneo nuestro equipo sale ampliamente ventajoso.
8. ¿Fue el equipo campeón de 1966 el mejor de la UC en que usted jugó?
Sinceramente, no. Para mí lo mejor de la Católica en estos últimos años fue lo que hizo a fines de 1965. Allí estuvo en su punto más alto. A propósito, un episodio anecdótico: por aquellos días Alamos dijo: «Católica está jugando mejor, pero lo que vale es el título» (la «U» había sido campeón); ahora, después del Clásico nocturno, dijo: «Católica será el ganador de la competencia, pero lo que vale es lo que se juega y Universidad de Chile está jugando mejor». Es cierto aquello de que todo depende del color del cristal con que se miran las cosas.
9. ¿Qué le faltó a este equipo para estar en el nivel más alto?
Continuidad. Se, mantuvo el padrón, pero se perdió el ritmo; fue el nuestro un cuadro algo intermitente, con ratos espectaculares.
10. ¿Hay algo que le preocupe respecto al futuro?
Sí. El temor al relajamiento después del éxito. A la pérdida de una idea fundamental: «compenetración absoluta de lo que se pretende, al ritmo que se desea». El día que nos conformemos con lo que somos, todo el trabajo realizado se perderá.
*Encontrada en: memoriachilena.gob.cl/