U. Católica 0-2 O’Higgins: la UC pierde el invicto en el Claro Arena
Entre bajas sensibles, poca claridad y un rival que entendió mejor el partido, el equipo de Daniel Garnero cayó 2-0 ante los rancagüinos y sufrió su primer tropiezo en el Claro Arena. Una derrota que pone la lucha por el cupo Chile 2 a la Copa Libertadores al rojo vivo.
Este domingo, el libreto de la UC estaba claro en el Claro Arena desde el inicio: salir limpio, abrir la cancha, atacar los espacios. Y en los primeros compases, la idea pareció tener sentido. A los 6’, Leenhan Romero desperdició la primera chance tras pase de Eduard Bello, y minutos más tarde fue Diego Valencia quien obligó al rechazo de la zaga rancagüina con un cabezazo. Pero de a poco, la Franja empezó a perder claridad y O’Higgins fue encontrando terreno. Rabello y Sarrafiore avisaron desde media distancia, marcando territorio y obligando a Bernedo y compañía a mantenerse alerta.
El duelo se volvió de detalles y disciplina táctica, y ahí los celestes dieron la primera estocada. A los 35’, Maximiliano Romero rompió por derecha, levantó la cabeza y encontró a Luis Pavez entrando solo. 0-1 y rostro de preocupación cruzada. No era solo el gol: era la sensación de que la visita entendía mejor los espacios, atacaba más simple y defendía con convicción.
La UC intentó reaccionar. Clemente Montes tuvo dos remates antes del descanso, pero entre imprecisiones y la muralla celeste, el local se fue a camarines sin claridad y con la frustración creciendo. Para colmo, las tarjetas y las infracciones comenzaron a aparecer. Otro síntoma de incomodidad.
El segundo tiempo ofrecía la chance del recomienzo. Alfred Canales entró por Letelier para ordenar la mitad, pero el ajuste duró segundos. A los 47’, un despeje fallido dejó a Bryan Rabello perfilado en el área. El volante no perdonó y clavó un tiro al ángulo para el 0-2. Golpe seco, de esos que no solo mueven el marcador, sino la confianza.
Desde ahí, el partido se volvió cuesta arriba. La UC adelantó líneas, pero sin pausa ni sorpresa. Valencia tuvo quizá la más clara, pero Carabalí respondió. Lo demás fue un ejercicio infructuoso de paciencia, golpeado además por las lesiones: Agustín Farías debió salir tras un choque, sumando otro problema a una tarde difícil.
Garnero movió el banco, O’Higgins cerró filas y el reloj se volvió enemigo. Los minutos finales fueron un espejo del trámite. Balón cruzado, bloque celeste compacto, poca chispa ofensiva y un rival administrando con oficio una ventaja construida con inteligencia.
El pitazo final dejó la postal: Católica sin respuestas, O’Higgins celebrando un triunfo grande. Uno que ajusta la tabla y obliga a la UC a reaccionar de inmediato. La próxima parada será en La Serena, con la misión de recuperar sensaciones y puntos.
