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[Perfiles] José Pedro Fuenzalida: un viaje en el tiempo con el líder del tetracampeonato

José Pedro Fuenzalida Gana debutó en el fútbol sin la seguridad de haber escogido el camino correcto. Dieciocho años después, parte de Universidad Católica con una historia gloriosa en su espalda.

Entremos a la maquina del tiempo. La primera fecha que colocamos ya parece lejana: enero de 2016. Tras un año lleno de frustraciones, la UC empieza a conformar su plantel con el objetivo de ganar el Campeonato Nacional, tan cercano como esquivo, en aquel instante. Entre los nombres que arriban, destacan dos regresos: Nicolás Castillo y Chapita Fuenzalida. El artillero vuelve tras un periplo irregular en Europa. El extremo, luego de una estadía con altibajos en Boca Juniors.

En el caso del Chapa, que llegaba con el mote de campeón continental, dada su participación en la Copa América de 2015, los resquemores fueron varios. Si bien venía de Argentina, sus cinco años en Colo Colo hicieron que más de uno frunza el ceño al verlo calzarse la franja nuevamente. Es que claro, era un jugador que hace solo dos temporadas se coronaba en Macul y que hace una década había tenido una salida extraña, por decirlo de algún modo. Pero también hay otros elementos que se debían tener en cuenta. José Pedro Fuenzalida nunca fue tribunero. Jamás le juró amor eterno a otra camiseta.

Tampoco vendió humo en su retorno. Lo suyo siempre fue responder con rendimiento. ¿Lo logró? Volvamos al presente. Los números están a la vista de todos. Sentémonos de nuevo en la maquina del tiempo y vamos a otra fecha. Más atrás ahora. Vamos al 2005.

El primer abrazo

Es diciembre. La UC completó una campaña extraordinaria a lo largo del año y tiene la posibilidad de de coronarla ante Universidad de Chile, su clásico rival, en el Estadio Nacional. La ida es 1-0 para la Franja La vuelta es disputada. 2-1 para los azules. ¿Qué significa? Habrá penales. José Pedro Fuenzalida tenía piernas frescas, pues había ingresado a 15 minutos del cierre. También es joven.

En la tanda, no se achica. Se para frente a Johnny Herrera. El portero laico intenta distraerlo. Le grita. Le recuerda algo. Cree poder desconcertarlo. El Chapa, impávido, no dice nada. Ubica el balón en el punto de penal y levanta la cabeza. Cuando avanza hacia atrás, para tomar carrera, mira de reojo al rival. Le guiña un ojo. Un movimiento facial casi imperceptible. Pero decidor. Un remate esquinado, no tan fuerte, pero que engaña al guardameta. Fuenzalida se da vuelta y levanta el puño. Vuelve trotando a la mitad de la cancha, con su misión cumplida. ¿El final? Más que conocido. Lo hizo el Polo y Católica fue campeón.

Redención y gloria

José Pedro Fuenzalida la remó en su retoro. El Torneo Clausura 2016 es un recuerdo mágico para los fanáticos de la UC. Allí empezó su redención frente a los hinchas. Redebutó frente a Deportes Iquique, siendo recibido entre tibios aplausos y algunas reprobaciones. De a poco fue decantando la balanza hacia los elogios: gol en aquel partido. Luego fue clave. En la antepenúltima jornada, le marcó el 1-0 a la U, en San Carlos. A la postre, fue triunfo 2-1. La imagen del Chapa festejando con la camiseta rota se transformó en una de las emblemáticas de la última década.

Después, el día de los sueños. Centro de Llanos y desvío de José Pedro Fuenzalida. Corazones detenidos por un segundo y la sangre hirviendo en el otro. San Carlos explota y el título llega tras seis largos años. Como cosa del destino, es el apuntado Chapa quien rompe el maleficio. Desde aquel día, el agradecimiento fue mayoritario. A los pocos meses llegó el bicampeonato, con una Supercopa entremedio, donde el 19 también fue protagonista, anotando el tanto del triunfo.

Un líder de primera

Último viaje y volvamos al presente. El 2018 fue un año de resurgimiento. Tras los dos títulos de 2016, el proceso de Mario Salas como DT de Universidad Católica fue sufriendo un desgaste natural. Cristián Álvarez, el capitán, anunciaba que ese sería su último año como futbolista profesional. Su rendimiento no era el mismo y ello lo relegaría al banco de suplentes. En ese contexto, el grupo debía elegir al nuevo portador de la jineta. Allí irrumpió Fuenzalida, escogido por sus pares. El primer trofeo que levantó fue Huemul de Plata de aquella temporada.

El Chapa es un jugador versátil. En estos cuatro años de gloria, ofició como lateral en línea de cuatro, carrilero, extremo en la mayoría de las ocasiones y mediocampista interior algunas veces. Los cinco técnicos que dirigieron en el último lustro le vieron distintas utilidades. Siempre cumplidor, la historia de Fuenzalida se fue agrandado año tras año.

El formado en San Carlos de Apoquindo asumía su rol de líder y siempre fue percibido como un ejemplo por sus pares. Jóvenes y experimentados sitúan a José Pedro Fuenzalida como el gran emblema del tetracampeonato. Un capitán mediador, capaz de unir al plantel en los momentos complejos y guiarlo por el rumbo de los objetivos. Con la idea de que asomen nuevos referentes, el Chapa dejó el fútbol en 2022 con una historia gigante y, probablemente, irrepetible.